Saturno

A Saturno, el sexto planeta a partir del Sol, se lo considera muchas veces una versión menor y más pálida de Júpiter y lo que le da fama es el espectacular sistema de anillos que lo orbita. aunque todos los planetas gigantes exteriores tienen anillos, los de Saturno son con mucho los mas brillantes y los más extensos.

Saturno en sí, como Júpiter, es un mundo barrido por las tormentas en el que predomina el hidrógeno gaseoso. Se considera que su estructura interna es similar a la de Júpiter. El hidrógeno metálico líquido que se agita a gran profundidad bajo la superficie genera un potente campo magnético, mientras que un núcleo de roca y hielo relativamente pequeño, del tamaño aproximado de la Tierra, ocupa probablemente su centro. Debido a ello, el planeta resulta notablemente ligero: su densidad media es menor que la del agua, por lo que, en el caso improbable de que existiera un océano lo bastante grande, Saturno flotaría en él.
La gravedad relativamente débil de Saturno permite que su atmósfera exterior se hinche, de modo que es más voluminosa de lo que sería de otro modo, pero más enrarecida. Junto con la rápida rotación del planeta (completa un giro en 10 horas y 40 minutos), esto explica que Saturno sea el mundo más distorsionado del sistema solar: el diámetro ecuatorial es 11.808 km mayor que la distancia de polo a polo.

 

Vista Planeta Saturno

Aunque a distancia presenta un color uniforme amarillento pálido -mate y apagado en comparación con Júpiter- las sondas espaciales que lo visitan han demostrado que Saturno está rodeado por un sistema parecido de cinturones de nubes, con tormentas que aparecen en la atmósfera como brillantes “puntos blancos” que pueden persistir meses, si no años (aunque en absoluto pueden rivalizar con la Gran Mancha Roja de Júpiter). Los colores de Saturno son más sutiles porque una bruma blanca cubre las nubes en las partes más alta de la atmósfera. Esta bruma resulta de la condensación de amoniaco en cristales de hielo y está ausente en la composición de la atmósfera de Júpiter porque éste, en su orbita más interior, recibe mucho más calor del Sol.
El eje de Saturno está inclinado unos 27 grados, más o menos como el de la Tierra. Dado que sus anillos orbitan precisamente sobre el ecuador del planeta, durante su órbita de 30 años se producen dos momentos en los que se presentan de canto a nosotros y, como apenas miden un kilómetro y medio de grosor, cuando esto ocurre desaparecen de la vista de la mayoría de los telescopios terrestres durante varios meses. Vistos desde la Tierra, los planetas exteriores siempre se nos presentan de cara, pero los vehículos espaciales que han visito Saturno desde ángulos diferentes han revelado hermosas formas abstractas creadas por la sombra de los anillos sobre el planeta y por la de éste en los anillos.

Los anillos de Saturno

Los anillos de SaturnoAunque todos los planetas gaseosos gigantes tienen sistemas de anillos de algún tipo, el de Saturno es, con mucho, el más espectacular. Sólo sus partes densas, fácilmente visibles, se extienden unos 65.000 km desde el borde interior al exterior, mientras que la tenue nube de partículas menores que las circunda alcanza hasta casi 500.000 km del planeta.
Mediante la óptica débil y distorsionada de los telescopios primitivos, los astrónomos advirtieron que había algo raro en la forma de Saturno, pero no pudieron precisar de qué se trataba. Algunos apuntaron que el planeta tenía “asas”, o un par de grandes lunas. Por fin, en 1665, el astrónomo holandés Christiaan Huygens indicó acertadamente que el planeta estaba circundado por un anillo. Dos siglos más tarde, el científico escocés James Clark Maxwell expuso que los anillos debían de estar compuestos de incontables partículas diminutas, cada una en su propia órbita en torno al planeta.
El secreto que se esconde tras la belleza de todos los sistemas de anillos es que cualquier conjunto de partículas que orbite un objeto en gran número tenderá espontáneamente a organizarse en un disco aplanado. Conforme las partículas dispuestas en órbitas elípticas aleatorias colisionan unas con otras, su movimiento de acercamiento o alejamiento del planeta se va anulando gradualmente, hasta situarse en órbitas perfectamente circulares. De igual manera, conforme las partículas con órbitas inclinadas colisionan entre ellas, la inclinación también se anula y, finalmente, todas quedan aplanadas en un disco que gira en torno al planeta con la misma inclinación media que todas las particulas de la nube original.
Con todo, las fuerzas de colisión y destrucción tardan mucho tiempo en afectar a las partículas del anillo y la fuerza gravitatoria de las lunas cercanas, junto con las inevitables colisiones ocasionales, proporcionan a los anillos gran parte de su estructura fina. Vistos de cerca, los anillos mayores se descomponen en una infinidad de delicados aros, con claras separaciones entre ellos que marcan las regiones que no puede ocupar ninguna partícula sin que su órbita se vea perturbada por la gravedad de las lunas. Y no hay meros círculos perfectos; con frecuencia, el paso cercano de una luna origina separaciones entre ellos. Como cada anillo es un flujo de material que comparte la misma órbita y cada uno se mueve a diferente velocidad que sus vecinos interior y exterior, estas separaciones pueden verse perturbadas entre anillos, formando visibles “radios”. En el resto del sistema, los anillos individuales pueden existir independientemente e incluso pueden retorcerse, ensortijarse y trenzarse bajo la influencia de sus satélites vecinos.

Los sistemas de anillos

La mayoría de los astrónomos creen que los anillos son un fenómeno de corta vida y que los diferentes tipos de anillos que se encuentran en el sistema solar pueden explicarse en buena medida como diferentes estadios de un ciclo parecido de nacimiento y muerte. Este ciclo vital puede tener una duración de unos 40 millones de años pero puede haberse repetido en varias ocasiones.
Todos los sistemas de anillos que hemos estudiado en detalle han demostrado ser dinámicos; es decir, se encuentran en un estado de cambio constante por el cual finas partículas de los mismos caen hacia la atmósfera del planeta padre y son reemplazadas por otras nuevas, nacidas de impactos microscópicos en la superficie de fragmentos más grandes o de la luna. Con el tiempo, el incesante desgaste de los fragmentos mayores conseguirá su objetivo e incluso las lunas menores de mayores dimensiones serán reducidas a la nada.
Esto sugiere que los anillos de Saturno forman un sistema casi recién nacido. En un pasado relativamente próximo, una pequeña luna helada o un gran cometa errante se acercaron demasiado al planeta y se fragmentaron, con el resultado de que los pedazos menores se han ido descomponiendo rápidamente al tamaño de grandes rocas o de piedras mas pequeñas. Los anillos de Urano representan un estadio más avanzado, en el que la mayor parte del material ha desaparecido y sólo persisten algunos anillos distiguibles. Los anillos de Neptuno muestran un sistema que se ha deteriorado aún más, mientras que el leve disco de Júpiter es, simplemente, la sombra de lo que fue un sistema de anillos.

Las lunas de Saturno

Se conoce actualmente un total de 47 lunas en órbita en torno a Saturno, desde Titán, del tamaño de un planeta, a pequeñas rocas de sólo unos kilómetros. Japeto marca el límite entre la región interior de las lunas naturales de Saturno y la región exterior de satélites irregulares capturados.

Los nombres de las lunas de Saturno ordenadas desde la más cercana hasta la más lejana son:

Tetis, Telesto, Calipso, Polideuces, Dione, Helena, Rea, Titán, Pan, Dafne, Atlas, Prometeo, Pandora, Epimetheus, Jano, Mimas, Metone, Palene, Encélado, Mundilfari, S/2004 S13, S/2004 S17, S/2004 S15, Narvi, S/2004 S10, Suttungr, S/2004 S12, S/2004 S18, S/2004 S07, S/2004 S09, S/2004 S14, Thyrmir, Hiperión, Japeto, Kiviuk, Ijiraq, Febe, Paaliaq, Skathi, Albiorix, S/2004 S1, Erriapo, Siarnaq, Tarvos, S/2004 S08, S/2004 S16, Ymir.

Más datos de Saturno

Distancia de la Tierra: 71 Minutos Luz.
Diámetro: 120.536 Kilómetros.
Masa: 95 Tierras.
Duración del día: 10.66 Horas.
Duración del año: 29.46 Años Terrestres.
Inclinación orbital: 2.49 Grados.
Inclinación axial: 26.7 Grados.
Temperatura media en la capa superior de nubes: -140 ºC.
Gravedad media en la capa superior de nubes: 1.07 Tierra.

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