Velocidad de escape

Lancemos un objeto hacia arriba y subirá hasta cierta altura, se detendrá y luego caerá de nuevo al suelo. Lancémoslo con más velocidad y subirá más alto. Lancémoslo a una velocidad de 11 kilómetros por segundo (algo bastante difícil de hacer, desde luego) y nunca volverá a caer, pues la atracción gravitatoria de la Tierra no es suficientemente fuerte, y el objeto escapará al espacio, que es la razón de que dicha velocidad se llame velocidad de escape. La velocidad de escape del Sol, una estrella normal, es de 618 kilómetros por segundo, mientras que la velocidad de escape de la Luna, que tiene una masa ochenta veces menor que la Tierra, es de solo 2,4 kilómetros por segundo. Ésta no es suficientemente alta para retener una atmósfera; cualquier aire que hubiera en la Luna ha escapado hace tiempo al espacio. (En realidad, la Luna tiene una atmósfera extraordinariamente delgada; se rellena siempre de polvo de la superficie que se pierde incesantemente.) Para escapar de la Tierra los astronautas del Apolo necesitaron un potente cohete Saturno V, mientras que para escapar de la Luna sólo necesitaron los pequeños motores del módulo lunar

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