A menudo, mucho antes de que se hagan visibles otras señales, el cielo se ve invadido de cirros (un tipo de nubes que pueden ser precedentes a la lluvia).
Con frecuencia llegan sin ser percibidos porque reina el buen tiempo y no nos molestamos en mirar por encima de los cúmulos de buen tiempo que pueblan el cielo.
Cuando se detectan las nubes altas de cristales de hielo, se espera que llueva, lo cual no siempre sucede. Los cirros aparecen por diferentes razones e incluso se forman en tardes calurosas de verano cuando no hay posibilidad de lluvia. Si se quiere verificar la probabilidad de precipitación, hay que seguir la evolución del cielo. Hay que observar si los cirros se espesan y crecen en extensión.
Una señal fiable de que el tiempo va a cambiar es cuando el viento es del sur, en cuyo caso los cirros se aproximarán desde el oeste. Si el viento sopla en sentido horario, despejará el cielo. Si el viento sopla en sentido contrario a las agujas del reloj, traerá lluvia.
Es importante recordar que la dirección del viento en las alturas rara vez es la misma que la que notamos en la superficie. De hecho, cuando el tiempo está a punto de cambiar, los vientos que traen cirros probablemente formen un ángulo recto con los vientos de la superficie.
– Algunas imágenes de cirros: