El origen de la Luna

La edad de la Luna se conoce con precisión. Los resultados concuerdan y dejan pocas dudas; las regiones más antiguas son las mesetas (cuatro mil millones de años) y las más recientes, las cuencas (unos tres mil millones de años). La Luna, al igual que todo el sistema solar, se originó hace cinco mil millones de años. Pero, ¿cómo fue? No faltan hipótesis, aunque las pruebas recogidas no permiten decantarse por ninguna. Ahora os mostraré las más significativas. Para que una hipótesis sea aceptada, debe explicar los hechos con datos comprobables y, para la Luna, se parte de los siguientes supuestos:

– Tiene la misma edad que el resto de los cuerpos del sistema solar, como lo demuestra el análisis de las muestras.

– Tiene una densidad y composición mineral superficial muy similar a la de la corteza terrestre.

– Se halla muy cercana a la Tierra desde hace no más de dos millones de años, como lo demuestra la dinámica de las mareas.

– Se formó en la misma región del espacio que la Tierra, como lo demuestra el análisis isotópico de las muestras.

El origern de la Luna

Ahora veamos las hipótesis respecto a su origen que han sido planteadas durante todos estos años:

1. La Luna era un cuerpo errante que se formó lejos del planeta Tierra (como los cometas o asteroides) y fue capturada por casualidad por el campo gravitatorio terrestre.

2. Como la Tierra y el resto de planetas, la Luna se consolidó a partir de la nebulosa primitiva por la gradual agregación de asteroides. Una variación de esta teoría supone que la Tierra original estaba rodeada por un anillo de crecimiento similar al de Saturno, que se extendía hasta una distancia de casi tres radios terrestres; ése sería el material que alimento el crecimiento de un prototipo de Luna.

3. La Luna era una “gota” de Tierra que se desprendió de nuestro planeta, cuando aún era semifluido, a causa de la rápida rotación.

4. La Luna fue arrancada de la corteza terrestre por el impacto violento de un meteorito.

5. La hipótesis más aceptada es un punto medio entre las anteriores, basada en simulaciones por ordenador que han intentado introducir en un único escenario todos los datos recopilados desde 1986. Cuando la Tierra acababa de consolidar la corteza rocosa, un protoplaneta de al menos 6.000 km de diámetro (del tamaño de Marte) chocó con la Tierra, rompió la corteza y el manto y provocó en pocos minutos la formación de dos gigantescas protuberancias de material vaporizado en el impacto. A las pocas horas del impacto, el material expulsado empezó a condensarse en la órbita que rodeaba la Tierra. Según un modelo matemático, habrían bastado 23 horas para que la protoluna tomara forma.

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