La bóveda celeste

En una noche despejada, las primeras estrellas se van iluminando una tras otra. El crepúsculo se difumina y, poco a poco, es posible ir identificando las constelaciones que configuran la bóveda celeste.

La bóveda celeste: una ilusión

De noche, se tiene la impresión de que una cúpula gigantesca nos recubre. Cada astro parece ser un punto minúsculo incrustado en el interior de una bóveda,como si hubiera un telón de fondo. Esta ilusión es lo que se denomina la «bóveda celeste».
Las estrellas parecen estar situadas a la misma distancia de la vista, muy lejos, por encima de las nubes. Por más que los astrónomos afirmen que se encuentran cientos de millones de veces más alejadas que la Luna, nunca será posible eliminar del todo esta ilusión que hace que la imaginación proyecte todas las estrellas sobre una esfera imaginaria de diámetro inconmensurable.
Desde la Antigüedad, los astrónomos se han dedicado a representar esta aparente esfera celeste con forma de globo, al que trasladan las posiciones respectivas de los astros como si fueran una serie de puntos más o menos pequeños. Las estrellas se encuentran, en realidad, a muy diversas distancias, pero a simple vista parecen estar todas igual de lejos. Este hecho se debe a que las personas vemos el cielo en dos dimensiones, como si se tratara de una superficie plana; sin embargo, existe una tercera dimensión, la profundidad, es decir, la distancia, que no se llega a percibir.
Por este motivo, el espacio celeste parece carecer de profundidad, lo percibimos extendido indefinidamente por encima de nosotros, como sin perspectiva.

Y, sin embargo. se mueve

La bóveda celeste parece inmóvil, como si fuera una fotografía. Pero esto no es más que una ilusión. Observe la posición de una estrella brillante, poco elevada por encima del horizonte, con respecto a un árbol o un poste cercano. ¿Qué ve? Si mira hacia el Oeste (hacia donde se ha puesto el Sol), parece que las estrellas descienden. En cambio, si mira hacia el Este, parece que están ascendiendo. En media hora el desplazamiento es claramente perceptible.
Si se observara a través de una lente capaz de conseguir un aumento cien veces superior, este hecho se haría evidente al cabo de sólo unos segundos. En menos de una hora, el aspecto del cielo ya ha cambiado sensiblemente: al Este, han «ascendido» nuevas estrellas por encima del horizonte, mientras que por el Oeste han desaparecido algunos astros. Aunque conservan sus respectivas distancias aparentes, si se observa hacia el Sur, las estrellas parecen haber «resbalado» hacia el Oeste.

La bóveda celeste

Círculos concéntricos

Una observación más minuciosa mostrará que todos los astros, incluida la Luna, describen círculos concéntricos más o menos grandes alrededor de un punto invisible que los astrónomos denominan «polo celeste», cuya posición actual está marcada, más o menos, por la Estrella Polar. El Sol, la Luna, los planetas y las estrellas salen por el Este (por oriente) y se ponen por el Oeste (u occidente).
Si se mira ahora hacia el Norte, se observará el mismo movimiento y se comprobará que muchas estrellas giran alrededor de la Estrella Polar a poca distancia de ella, pero que no salen ni se ponen porque nunca llegan a «alcanzar» el horizonte. ¿Porqué realizan las estrellas este recorrido sobre el horizonte? Pues simplemente porque nuestra posición se sitúa a medio camino entre el ecuador y el polo Norte, como sucede en países como Francia, Suiza, Alemania y, en general, toda Europa (regiones situadas alrededor de 45° de latitud norte, entre 35 y 55°).
Si estuviéramos en el polo Norte, tendríamos la impresión de que las estrellas describen unos círculos paralelos al horizonte, y de que la Estrella Polar se encuentra en el cenit.