¿Qué es el smog?

El término está formado por la unión de las palabras “humo” y “niebla” (smoke y fog, en inglés) y, afortunadamente en la actualidad se da menos que hace unos 50 años.
No obstante, sigue formándose cuando hay poco viento y la niebla se une a los efluvios de humo y hollín de las zonas industriales, a lo que hay que añadir los gases de combustión de los vehículos.

Fallecieron 4.000 personas en Londres cuando entre el 5 y el 9 de diciembre de 1952 hubo una gran acumulación de smog, y la tragedia hizo que se aprobara la Ley de aire limpio (Clean Air Acts), que prohibía en la ciudad el uso de combustibles fósiles.

Para que se forme smog, debe haber un fuerte anticiclón y ausencia de viento. Un anticiclón potente suele crear una inversión térmica a unos 610 m de la superficie. En ocasiones, la inversión está incluso más abajo. Esto evita que se formen corrientes de convección, de modo que el humo, hollín, etcétera, queda atrapado debajo de la inversión. Con el tiempo se acumula y, si no sopla el viento para llevarse el smog, puede adquirir densidades peligrosas para las personas con dificultades respiratorias, e incluso para las sanas.

El smog normalmente se forma en los mismos lugares. Los Ángeles es famosa por él.

Imágenes del smog de Londres en 1952

Smog de Londres en 1952

Smog de Londres en 1952

Smog de Londres en 1952

Smog de Londres en 1952

Smog de Londres en 1952

 

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