Sobrevivir en climas extremos

Los humanos provenimos de las sabanas secas y calurosas de África, y hoy en día nos resulta más fácil aclimatarnos al calor que al frío intenso. Nos mantenemos frescos gracias al sudor: la temperatura de la piel desciende cuando la transpiración se evapora. En climas extremadamente fríos, la pérdida de calor del cuerpo puede provocar hipotermia: el descenso, en ocasiones fatal, de la temperatura del cuerpo provoca el colapso progresivo de mente y cuerpo. Los humanos han encontrado maneras de vivir en climas inhóspitos y han desarrollado formas de sobrevivir bajo condiciones extremas. Para que las comunidades puedan estar preparadas, son esenciales las predicciones certeras y a tiempo de las tormentas, tornados y huracanes que se aproximan. Los informativos de los medios de comunicación son indispensables.

El clima extremo puede adoptar muchas formas, y todas requieren una respuesta específica. Es de vital importancia comprender el fenómeno y sus posibles consecuencias. La planificación es primordial, pues cada fenómeno supone unas necesidades. En una zona con peligro de terremotos es necesario un kit de emergencia con linternas de pilas, agua y un botiquín de primeros auxilios. Si una tormenta eléctrica nos sorprende al descubierto, hay que intentar resguardarse en un vehículo o edificio, alejarse de las ventanas y tumbarse en el suelo. La mejor protección contra los tornados es buscar refugio: no salir al exterior, cerrar las puertas y alejarse lo más posible de las ventanas y muros exteriores, agacharse bajo los muebles y protegerse la cabeza con almohadones. Si nos cruzamos en el camino de un incendio, lo más aconsejable es permanecer en el interior del vehículo.

Refugio

Refugio contra el huracán Floyd

Cuando el huracán Floyd asoló la Costa Este de EE. UU., este niño y su perro encontraron refugio en el Charleston Coliseum.

Fuera de peligro

Niños refugiados en Guatemala en el año 2001

Estos niños de un pueblo de la costa de Guatemala duermen a salvo del huracán Iris, en octubre de 2001.

Una carretera convertida en río

Desbordo del río Missouri

La lanchas se convirtieron en el mejor medio de transporte cuando se desbordó el río Missouri e inundó la autopista de Saint Charles, Missouri, EE. UU. Las inundaciones a gran escala como ésta pueden producirse cuando un río se desborda como consecuencia de largos períodos de lluvias intensas o tras un largo huracán.

LA RESPUESTA DE LOS HUMANOS

Los humanos no sólo reaccionan ante los fenómenos climáticos extremos. Muchas dolencias comunes se ven afectadas por el tiempo. Los enfermos de artritis, por ejemplo, sufren más dolores en invierno, en parte porque con el frío los músculos se contraen sobre las articulaciones. Cuando a los países de latitudes altas llegan las largas y oscuras noches del invierno, aumentan los casos de depresión y suicidios. Esto se conoce como desorden afectivo estacional. En cambio, en los trópicos, es el período entre las estaciones secas y húmedas, cuando la humedad está en su nivel más alto, cuando aumentan las depresiones. Normalmente la llegada de los monzones lleva la alegría a los espíritus. En las ciudades, parece que las olas de calor disparan la violencia: el índice de homicidios en Nueva York aumentó el 75 % durante la ola de calor de 1988.
Suele culparse a los días ventosos del mal comportamiento de los niños, y vientos más intensos se han considerado atenuantes en juzgados criminales.

A merced de las olas

Olas destrozando una casa

Los bienes materiales corren un gran peligro cuando se levantan fuertes vientos asociados con huracanes u otro tipo de tormentas que provocan olas como éstas. Los huracanes son el mayor peligro para la vida humana cuando llegan a la costa. La evacuación puede salvar muchas vidas, pero los bienes materiales quedan inevitablemente destruidos. Las inundaciones consecuencia de una tormenta empeoran aún más los destrozos.

Atrapado entre las aguas

coche inundado

Los conductores corren un gran riesgo en las inundaciones repentinas o a gran escala. Los servicios meteorológicos nacionales estudian las precipitaciones y pueden predecir las posibles inundaciones. De todos modos, sigue siendo difícil anunciar y prepararse para este fenómeno. Aunque se construyan diques a lo largo del cauce de los ríos, éstos pueden derrumbarse bajo la presión.

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