Historia de la constelación de Acuario
La constelación de Acuario es complicada de distinguir porque no tiene ninguna estrella que supere la magnitud 3. Antiguamente se describía como una figura que vaciaba un recipiente de agua dentro del Fluvius Aquarii, el Rio de Acuario, que fluye por debajo de esta constelación y se dirige hacia la brillante estrella Fornalhaut, en la constelación de Piscis Austral. Fornalhaut sigue siendo un buen indicador para encontrar la constelación de Acuario, y a 30º al noroeste de esta misma estrella se distingue un grupo estelar que indica la presencia del jarro de agua. Se pueden localizar la cabeza del hombre y el jarro al sur de Pegaso más o menos a la altura de la cabeza del caballo. Esta constelación tiene su punto más álgido a finales de agosto y principios de septiembre.
Sus estrellas principales son:
– Sadalmelik, que es una estrella amarilla y de magnitud 3.0.
Esta estrella marca el hombro derecho de la figura, junto al jarro. El nombre viene del árabe y significa «estrellas afortunadas del rey».
– Sadalsuud, estrellas amarilla de magnitud 2.9.
El hombro izquierdo se indica con esta estrella; su nombre significa «afortunados de los afortunados».
NGC 7293 – La nebulosa Hélix.
Situada a 300 años luz, ésta es la «nebulosa planetaria» que está más cerca de nuestro Sol. Ocupa un espacio equivalente a la mitad del tamaño de la Luna llena.
Historia mitológica de la constelación de Acuario
Esta antigua constelación ha sido portadora de una tradición mitológica muy sólida que ha perdurado a través de varias transformaciones culturales. En el segundo milenio a. C., los babilonios representaban el jarrón como una urna que se desbordaba, y asociaron a Acuario con su undécimo mes (equivalente a nuestro enero-febrero) del año, cuyo nombre era «el curso de la lluvia». Los egipcios vieron en esta figura la representación de Hapi, el dios del Nilo, encargado de distribuir las aguas de la vida; la urna era símbolo de buena fortuna. Esta analogía hace que la fortuna se asocie con algunas estrellas del jarrón y de la cabeza de la figura del aguador.
Las antiguas representaciones del aguador lo muestran como un hombre barbudo, ya maduro. Sin embargo, el tratamiento clásico de esta figura era muy diferente. Para el poeta latino Manilo (siglo I d.C.), este signo «es la juventud que se derrama y que fue sustraída de la Tierra». Esto hace referencia al mito griego del niño Ganímedes. El hijo del rey Tros de Troya, Ganímedes, era el más hermoso de los jóvenes de la Tierra. Por ello, los dioses lo eligieron para que siempre llevara la copa dorada de néctar de los dioses y le concedieron el don de la eterna juventud. En versiones posteriores, Zeus, el rey de los dioses, deseaba al joven. Disfrazado como el águila de la misma constelación, Zeus raptó al muchacho y lo llevó al Olimpo para convertirlo en su copero personal.
Este rapto de Ganímedes llevado a cabo por Zeus, tuvo muchas repercusiones en el monte Olimpo. Su llegada desplazaba a Hebe, diosa de la juventud e hija de Hera, esposa de Zeus. Ésta se sintió ofendida por el insulto a Hebe, y por la vergüenza de saber que Zeus se había enamorado de un chico. La actitud de su esposa enfureció a Zeus, que glorificó a Ganímedes dándole un lugar en las estrellas.
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