Historia de la constelación Corona Austral

La Corona Austral, que a menudo se asocia con la Corona Boreal, no tiene ninguna estrella con luminosidad superior a magnitud 4, ni a estrellas que tengan nombre; es una constelación que se puede distinguir muy bien desde los trópicos y el hemisferio sur. Es invisible en latitudes al norte de los 53º. En las orillas de la Vía Láctea está situada al sur de Sagitario. Su punto más álgido tiene lugar a principios de julio.

Aunque no es una constelación muy importante, una lluvía de estrellas se produce cada año, cuya radiante (que todas las estrellas parecen venir de un punto en común) procede de esta constelación. La fecha es el 16 de marzo.

Historia mitológica de la constelación

La Corona Austral es una de las 48 constelaciones originalmente descritas por Ptolomeo, que la conoció con el nombre de Guirnalda del Sur. Su proximidad con Sagitario explica que haya sido descrita como “la corona del centauro” o como “carcaj de flechas” que lleva el arquero.

El mito de Sémele, hija del rey Cadmo de Tebas, es, de los que conciernen a esta constelación, el más conocido, Zeus, el dios supremo, se disfrazó de simple mortal para seducir a la muchacha. Hera, la esposa de Zeus, adoptó la forma de una anciana vecina de la joven, y para poner fin a los amoríos de su marido, sembró las semillas de la duda en el espiritu de Sémele. Ésta, cuando ya estaba embarazada de seis meses, pidió a su amante que le revelara su verdadera identidad. Y como Zeus se negara a ello, le negaría el lecho conyugal. Fue entonces cuando el dios se mostró en toda su divina gloria, provocando así, tal como lo había previsto Hera, que la muchacha resultara fulminada por un rayo. El hijo nonato de Sémele fue plantado dentro del muslo de su padre hasta que se completara su desarrollo. Este niño había de ser Dionisio, que más tarde desafiaría los horrores del infierno para salvar el alma de su madre. Como consecuencia de estos hechos, los dioses convinieron en que Sémele ocupara un lugar entre ellos en el monte Olimpo, y su trenza se convirtió en la constelación de la Corona Boreal.

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