11 Mar Nubes nacaradas y luminiscentes

Nubes Nacaradas

Pocas nubes se forman por encima de la troposfera. Las vigorosas curvas de convección en muchos cumulonimbos, pasan frecuentemente más allá de la tropopausa y forman una cabeza de nube por encima de ese nivel, que es donde se esparcen los yunques. Pero las verdaderas nubes estratosféricas son raras, porque el aire es muy seco.

Justo por encima de la tropopausa, tenues nubes, parecidas a los cirros corrientes y a los cirroestratos, han sido vistas por observadores desde aviones, pero no han sido ampliamente estudiadas. Incluso nubes más altas – entre 20 y 30 km -, sorprendentemente iridiscentes, son observadas en contadas ocasiones. Estas nubes nacaradas son poco conocidas, pero parecen ser nubes onduladas de altitud extremadamente elevada. Solamente son visibles alrededor de la salida y la puesta del Sol, cuando todas las nubes más bajas se hallan en la oscuridad.

Nubes Luminiscentes

A latitudes superiores a 45º Norte y Sur, desde finales de primavera a principios de otoño, pueden verse en raras ocasiones altas nubes de otro tipo. Estas son las nubes luminiscentes, que se distinguen muy bien y pueden ser vistas brillando por encima del horizonte, hacia los polos, en las horas cercanas a medianoche. Sus altitudes se hallan situadas entre los 80 y 85 km, tres veces la altura de las nubes nacaradas. Su aspecto es muy similar al de los cirros, pero muestran sus propias formas de estructura rizada, que puede estar causada por el rápido flujo de aire en ondas de gran altitud. Muchas veces presentan un considerable movimiento durante una visualización.

Las nubes luminiscentes plantean muchos problemas y son algo misteriosas. Aún permanece la duda sobre los mecanismos por los cuales se forman estas nubes, puesto que el aire a tan grandes altitudes es seco y, generalmente, se cree, que le faltan núcleos de congelación (pequeños cristales de hielo necesarios para la condensación de las nubes).
Una sugerencia es que los núcleos son partículas de polvo meteórico. Parece improbable que los núcleos congelantes sean transportados a tan extremadas alturas.