Condiciones para que un planeta sea habitable

La habitabilidad planetaria es una medida del potencial que tiene un cuerpo astronómico de sustentar vida. Se puede aplicar tanto a los planetas como a los satélites naturales de los planetas.
El único requisito absoluto para la vida es una fuente de energía. Por este motivo, es interesante determinar la zona de habitabilidad de diferentes estrellas, pero la noción de habitabilidad planetaria implica el cumplimiento de muchos otros criterios geofísicos, geoquímicos y astrofísicos para que un cuerpo astronómico sea capaz de sustentar vida. Como se desconoce la existencia de vida extraterrestre, la habitabilidad planetaria es, en gran parte, una extrapolación de las condiciones de la Tierra y las características del Sol y el Sistema Solar que parecen favorables para el florecimiento de la vida. Es de interés particular el conjunto de factores que ha favorecido el surgimiento en la Tierra de organismos pluricelulares y no simplemente organismos unicelulares. La investigación y la teoría sobre este tema son componentes de la ciencia planetaria y la disciplina emergente de la astrobiología.
La idea de que otros planetas puedan albergar vida es muy antigua, aunque históricamente ha estado enmarcada dentro de la filosofía tanto como dentro de las ciencias físicas. El final del siglo XX vivió dos grandes avances en esta materia. Para empezar, la exploración robótica y la observación de otros planetas y lunas del Sistema Solar han proporcionado información esencial para definir los criterios de habitabilidad y han permitido establecer comparaciones geofísicas sustanciales entre la Tierra y otros cuerpos. El descubrimiento de planetas extrasolares —que comenzó en 1992 y se ha disparado desde entonces— fue el segundo hito. Confirmó que el Sol no es único albergando planetas y extendió el horizonte de la investigación sobre habitabilidad más allá del Sistema Solar.

Por lo tanto, basándonos en las condiciones que existen en la Tierra para el desarrollo de la vida, estas son las condiciones favorables que deberían existir:

– La distancia del planeta a la estrella. En los planetas muy cercanos o muy lejanos a una estrella la temperatura reinante no permite la existencia de agua en estado líquido.

– Un núcleo metálico fundido. Al girar, el núcleo genera un campo magnético que protege al planeta de las radiaciones X y radiaciones gamma de la estrella.

– Un Satélite grande. Sin el anclaje gravitatorio de nuestra Luna, la inclinación del eje de rotación de la Tierra tal vez habría variado considerablemente a lo largo del tiempo, provocando grandes cambios en el clima.

– Una gravedad suficiente en el planeta. Si es pequeño como Marte, la gravedad no es suficiente para retener la atmósfera. Y si la pierde, la falta de presión atmosférica provoca que la hidroesfera se vaporice.

– El tiempo de vida de la estrella. Las estrellas muy masivas viven mucho menos tiempo que las poco masivas. Si la vida requiere miles de millones de años para desarrollarse, sólo las estrellas de tipo solar (medianas) y las estrellas menos masivas que el Sol presentan una actividad estable; el tiempo suficiente como para que la vida evolucione.

– Existencia de planetas gigantes cercanos. Gracias a su intensa atracción gravitatoria, pueden desviar asteroides, protegiendo a otros planetas de posibles impactos.

– La situación dentro de la Vía Láctea. Lejos del centro galáctico, donde las explosiones de supernovas que emiten una gran cantidad de radiación perjudicial para los seres vivos son mucho más frecuentes, es un buen lugar para que la vida se desarrolle cómodamente.

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